Recomendaciones para una buena alimentación.

 

Si debes comer a diario fuera de casa y recurres más de lo que te gustaría al menú de restaurante, aquí tienes unos consejos:

Comer sin prisas: se recomienda masticar bien los alimentos, en ambiente relajado y tranquilo.

Elige alimentos frescos: contienen vitaminas, minerales, fibra y otros nutrientes muy adecuados para nuestra alimentación Además, nos ayudan a regular el tránsito intestinal y nos dan sensación de saciedad.

Escoge preparaciones ligeras y digestivas: opta por cocciones sencillas, poco grasas y fáciles de digerir, así como alimentos con las mismas características. Resultan ideales las preparaciones a base de verduras y cereales integrales, y cocciones como el vapor, la plancha, la parrilla, el papillote, etc.

Atención a las salsas: por lo general las salsas suman grasas y calorías a la dieta y se deben evitar, igual que los aliños excesivos. Cuidado con las aparentemente inofensivas cremas o purés también.

Guarniciones: además de las socorridas patatas fritas, existen alternativas más saludables y a menudo es posible pedir un cambio en la guarnición del plato. Buenas opciones si escogemos un primero de verdura, papa al horno o arroz.

No excederse en las cantidades: ciertos menús nos proporcionan platos muy abundantes, a menudo excesivos para nuestro gasto energético. Debemos procurar ajustar la cantidad de comida que pedimos a nuestras necesidades.

Ojo con el pan: el pan es un alimento de por sí no muy calórico, a pesar de la mala fama que tiene. Los problemas del pan son principalmente dos: uno es que se come con facilidad, sobre todo para distraer el hambre antes de que nos sirvan la comida, y a menudo en cantidades abusivas; el segundo, y todavía peor, es que sirve para absorber gran cantidad de salsas y aceites que debemos evitar.

Evita postres grasos o azucarados: siempre se deben tomar de forma puntual y sin abusar. Por tanto, es preferible descartarlos de nuestro menú cotidiano.

El agua: debemos recordar que la bebida más aconsejable siempre es el agua. Nos ayuda a eliminar productos que nuestro cuerpo no necesita y, por tanto, cubre una función depurativa que resulta siempre imprescindible.

 

¿Qué debe contener un menú?

Fundamentalmente tres tipos de alimentos:

Verduras u hortalizas: ya sean en crudo o en cocido, en forma de ensalada, salteado, parrillada, crema, etc.

Farináceos: llamamos así al grupo compuesto por alimentos ricos en hidratos de carbono, como son las papas, la pasta, el arroz, las legumbres y el pan o los cereales y harinas en general.

Proteicos: forman parte de este grupo la carne, el pescado, los mariscos y los huevos. También se pueden considerar proteicos platos a base de legumbres combinadas con cereales.